Páginas

14 de julio de 2013

{Semana 28/52}

Marta - Tarde de chicas

"¡Tarde de chicas!" es lo que decimos mi hija y yo cuando tenemos una tarde para nosotras solas. A ella le encanta: disfrutar de una mamá toda para ti debe ser como un parque temático de la felicidad, ella que me ha compartido tanto desde que nació. Las tardes de chicas las descubrimos en la playa las primeras vacaciones en que mi hija fue un poco mayor, con cinco años, creo recordar. Esas tardes en que mi hijo y su padre se van al cine y nosotras somos solo dos son un lujo, es jugar a las casitas siendo dos amigas. Bajamos a la playa con nuestras sillas, nos bañamos, nos rebozamos en arena, y nada importa nada, ni mancharse, ni que se haga de noche… Luego subimos a casa, nos duchamos, cenamos en la terraza y nos ponemos en las tumbonas a contarnos cosas como si hiciera mucho que no nos vemos.
Algo que incluye toda tarde de chicas, sea en la playa o en la ciudad, es pintarse las uñas. Sacar todos los esmaltes y elegir: pero mi hija no es estándar, y además le cuesta elegir, así que se pinta una uña de cada color.
Me costó asimilar que iba a tener una niña, era tan feliz siendo madre de mi niño… Hoy me siento afortunada de compartir esta complicidad con mi hija. De que me cuente sus secretos y me pida parecer. De sentirnos tan parecidas que -igual que cuando estallamos somos dos ciclones- cuando nos entendemos nos basta una mirada para saber lo que está pensando la otra. De hecho a veces, muchas, nos leemos el pensamiento y decimos lo que la otra iba a decir; ella dice que eso es por querernos tanto J. Me gusta ver películas de chicas juntas, y horrorizarnos cuando mi hijo y su padre van a ver Ironman, jugar a imaginarnos que… e imaginarlo con tanta fuerza que nos podemos creer que es verdad. Me encanta innovar peinados, probar trenzas, coletas, y ver cómo poco a poco va desarrollando un estilo propio y teniendo las cosas tan claras. Me gusta que me acompañe mientras me visto y me diga “qué monaaaaa” cuando mi ropa le gusta.
Estos días en que mi hijo está fuera de casa, mi hija se ha convertido por unos días en hija única, y casi todas las tardes tienen algo de tarde de chicas.  No sólo están siendo un regalo para ella, también lo son para mí. Si a mi hijo mayor le dediqué tardes y tardes (todas, porque dejé de trabajar para disfrutar de él) de jugar a los coches, pasear, ver pelis, ir al parque… mi hija ha sobrevivido un poco con equipo de campaña. Me pedía jugar y le decía: “vale, yo estaba poniendo la secadora y tú eras mi vecina que venía a verme” (valió por poco tiempo). La frase que más temo cuando la vida me arrastra es cuando viene y me dice "¿¿¿hacemos algo juntas???" (así, con muchas interrogaciones) y quiero decirle que sí pero tengo que decirle “ahora no”, “dentro de un poco”, y me duele a veces cuando viene a proponerme algo y añade corriendo “si puedes, eh, si no puedes no”, como para no darme tiempo a decir “no”.
A veces cuando siento que nos queremos tanto, que se mira tanto en mí -y como tengo un hijo tan mayor y sé cómo cambian las cosas (no quiero decir que cambien a peor, es un cambio a algo diferente)- me quiero quedar en estos momentos y le pregunto “¿Me vas a querer siempre tanto?” Y ella, que es tan honesta –la adoro por eso- me dice “Mamá, no te lo puedo asegurar”. Eso debe ser exclusivo de las madres, porque yo -que también peco a veces de demasiado honesta- la miro y sin ninguna duda puedo decirle “siempre te voy a querer tanto como ahora”. Mi niña.


Ene - la peque crece...

Mi pequeñaja está creciendo... y no kiero!!!! me persigue por toda la casa gritando ammmmaaaaaaaa (mama), ya está empezando a hacerse entender señalando lo que quiere que le demos, "juega" con su hermana, defiende sus cosas.............. Esta foto no es la mejor del mundo pero cuando la vi debajo mío pidiéndome agua, pensé.... esto tiene que ir al álbum resumen del año 2013.......... mi peque se está haciendo mayor.........


Charo - A Remojo


Esta semana nos hemos ido al sur para poder disfrutar un poco del calor, y de los remojones en la piscina y en la playa. No las tenía todas conmigo, porque mis peques son de chillar a todo pulmón en el momento en el que se acercan al agua. Ya sea piscina, o playa, da igual, y eso que sus horas en la bañera son eternas.

Este ha sido el primer año, en el que ¡por fin! Ramón ha perdido su miedo irracional (como todos los miedos supongo), al agua, y lo ha disfrutado de lo lindo. El primer día nos arañaba y mordía, y gritaba cada vez que intentábamos llevarle a los sitios "donde no toco el suelo", y Gadea no era menos: ver el agua y a llorar. Debo decir que ella el agua salada ni lo ha catado.

Pero poco a poco, Ramón se ha ido dando cuenta de lo divertido que es eso de saltar a la piscina, de no tocar el suelo, de saltar las olas y sobre todo, y lo que más nos ha alucinado: de bucear. Después de tanto miedo irracional, resulta que está hecho todo un nadador en potencia. Regresamos a casa "arrugaítos" de tantas horas en el agua como hemos pasado.

P.S: Gracias Ana por tu paciencia para hacer esta foto.


Silvia - Elizabeth


 El viernes pasamos una tarde deliciosa. Como mamá fotógrafa que soy, apenas tengo fotos con mi hija. Algunas tiradas deprisa y corriendo, con compacta, un "ponte que te saco", pero no fotos-fotones como los que tiene su papá. Así que decidí hacernos un regalo, una sesión de fotos para las dos. Buscar a la persona adecuada fue fácil, Elizabeth Carrete. La elegí por su sensibilidad, porque me transmitía que buscaba algo mas, que buceaba en el alma de los niños. Y no me equivoqué. Es tan dulce, pronto Carlota y ella se hicieron amigas y jugaron a ser Blancanieves, a tomar el té en el bosque, a columpiarse, a hacer la colada de sus vestidos de princesa y, al final, las fotos, con mami. Tuvimos la suerte de que nos acompañará Marta, mi otro yo en Al Pajarito, mi compi en nuestros 52 clicks. Gracias Martita por venir, sin ti la tarde no hubiera sido tan especial.

Cachi -  ¿Fotógrafa de bodas?




Estoy recuperandome de mi segunda experiencia como fotógrafa de una boda, con la diferencia de que esta vez hasta me pagan. Y digo recuperandome porque tengo la misma sensación que el que ha corrido la maratón y ha llegado por los pelos y vivo de milagro. Me duele hasta la esclerótica del ojo, oigan.

Aquí estamos yo y la puñetera seguridad en una misma y lo que cree que sabe hacer. Aquí, la "fotógrafa" que dejó claro que no hacía lo que todo el mundo, a lo que estamos acostumbrados, y que si querían fotos con los abuelos de Valladolid posando tiesos todos como la mojama, pues que yo no era su fotógrafa....y todos contentos.

Pues toma doble dosis de "photocall" y alfombra roja. Y encima yo solita. Intenta si puedes tirar las fotos de "rigor" y al mismo tiempo buscar "la imagen", esa estupenda que en una sola foto define todo lo que significa ese día para los novios....y entonces conseguimos ir corriendo de un lado a otro, sudando a mares, que no sepas ni colocar un flash ( un flash, por favor!!! que me he tenido que comprar uno porque no tenía) porque si te paras te pierdes el beso final, o la abuela desmayada por la emoción. O la entrega de miles de regalos entre plato y plato a diferentes invitados por ser soltero, el mejor papi o la amiga pelandusca y casadera.....

Mi primera vez fue tan relajada. Hice las fotos que quise, nadie posaba, nadie me pedía copias ni a cuanto estaba la foto (¡son fotos, no tomates!), puse en practica todos los consejos de mi fotógrafo preferido....Esta vez fue mi cura de humildad. Y el darme cuenta del tipo de fotos que quiero hacer y del que no. Ya se que es lo que la gente quiere o a lo que están acostumbrados. Pero yo voy a poner mi propio limite y centrarme en fotos que luego seguiré queriendo ver y no otro álbum que olvidar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario