Cuando tienes un hijo quieres compartir tantos momentos con él, que a veces pienso que, en esta vida loca que llevamos, es difícil encontrar tiempo. Esta semana he querido hacer un parón, dedicar mucho tiempo a estar con mi pequeña, aprovechando también que Madrid en Navidad nos brinda un montón de actividades. Así que hemos visitado nacimientos, hemos estado en la Plaza Mayor viendo puestos de figuras navideñas, hemos tomado nuestro chocolate con churros... Y hemos montado a caballo, bueno, en pony. Teníamos ganas de ir hacía tiempo así que esta semana, en una soleada mañana de sábado, hemos empezado nuestras clases, juntas, en Daisy, el pequeño pony, y en Velma, mi tranquila yegua blanca.
Marta - El arte
Mi hija va a clases de flamenco desde el año pasado. Ha
probado con ballet (el horario no nos cuadraba nada, ponerse los pantis en el
coche en marcha con 4 años mientras tu madre conduce es bastante complicado),
con piano (demasiada disciplina, ella quería mover los dedos locamente y esa
era la música que le gustaba), y ahora hemos dado con el flamenco.
Curiosamente, le gusta. Y digo curiosamente porque no tiene ninguna pinta de
flamenca (como ella dice; “¿¿¿a que yo parezco más pintora que flamenca???).
Esta semana fue el festival de navidad, y, como siempre, me
emocioné. Me emocioné nada más empezar,
aunque quien bailaba no fuera mi hija. Me emociona que haya gente que se reúne
para nada más (nada más!) que hacer algo bonito y compartirlo con los demás. Me
emociona ver a niños haciendo algo bueno –me pasa también en el festival de la
paz del colegio- creyendo con todas sus fuerzas en lo que hacen en ese
instante. Me emociona la intensidad de quien está sobre un escenario, para
quien no existe nada más que lo que se crea entre él y quien lo mira.
Mi hijo estudió violín durante muchos años. Era apasionante
ver la transición de una canción desde los primeros chirridos hasta el sonido
final. Aprendió mucho sobre disciplina, sobre el valor del esfuerzo, y lo
disfrutó hasta que su adolescencia le hizo abandonar el violín y empezar a
coger la guitarra. Y me emocionaba hasta el infinito, también, verlo sobre el
escenario, tan solo, tan pequeño y tan enorme a la vez.
Siempre, en estas ocasiones, se me plantea la duda: les hago
fotos para recordar luego cuando sean mayores, o los miro embelesada y me muero
a aplaudir al final. Acabo optando por el término medio: mirar a través del
visor de mi cámara, asomarme a veces por encima de ella, y soltarla en cuanto
acaban para aplaudir como sólo las madres podemos hacerlo. El resultado: unas
fotos fatales, tremendas (cualquiera de las actuaciones que fotografié fueron
mejores que las del grupo de Eva, se ve que la madre se come a la posible fotógrafa).
Pero no importa, porque si la fotografía tiene algún valor, para mí lo adquiere
con el tiempo o la distancia. A quien está lejos, no le importará si esta foto
tiene ruido, o no está perfectamente
enfocada, porque verá en ella a mi hija en su momento estrella. Lo que veremos
nosotros cuando la miremos pasados los años. Y seguro que el sentimiento supera
a la técnica, y lo que nos saldrá del alma será “ole, ¡qué arte!”
Ene - Llegó Olentzero!!
Ene - Llegó Olentzero!!
En Abadiño Olentzero se adelanta y llega unos días antes.... bueno, en realidad es su ayudante que viene a vigilar cómo se portan los niños... Y casualidades de la vida... sabéis lo que le ha traído a Garazi???? FOTOS!!! jajaja, nos ha traído fotos.... que listo es este Olentzero!!! jajaja!!!
Esto está acabando, y me da muchísima pena... pero la sensación de haber podido acabarlo es genial!!! el haber compartido este proyecto con todos vosotros.... es increible.... Gracias, muchas gracias!!!!
Toda la familia os deseamos una muy feliz Navidad!!!!! que os lo paséis lo mejor posible y que olvidéis todo lo malo y recordeis todo lo bueno!!!
Charo - Navidad
El día 22 de diciembre siempre lo
asocio al inicio de las vacaciones de Navidad, ya que cuando era niña el
soniquete del sorteo siempre sonaba en ese primer día de vacaciones, y era el pistoletazo de salida para todas las cosas
divertidas que hacíamos esos días. Recuerdo
especialmente la aventura que suponía ir en busca del mejor árbol, haciéndose de noche demasiado temprano y siempre
terminaba yendo mi padre a buscarnos en el 850 tras la insistencia de mi madre, para luego llegar a casa y abrir
aquella caja de hojalata donde se guardaban los adornos de un año para otro; adornos
que duraban una eternidad.
Hoy ha sido día 22, y el
soniquete del sorteo ha estado de fondo, y también hemos decorado la casa de la
abuela, donde por fin hemos podido poner el Belén después de ir al monte a
buscar el attrezo, y poner alguna luz en las ventanas, para que nos recuerde
cada día que es Navidad.
Cachi - Vacaciones y Festivales
Por fin llegó el último día de clase, lo cual también conlleva una maratón de festivales derivados de todas las actividades a las que se apunta Emma, además del típico que se hace en el colegio. Es el único día en que se ha levantado sin quejarse, a la primera, y hasta dudo que haya dormido de puros nervios. Desde ese momento, no paramos de correr para disfrazarnos, maquillarnos, vestir a los pequeños, coge las cámaras, grabas en vídeo los eventos sin que tiemble la mano derecha mientras con la izquierda das galletas a Pedrito....¡vaya día!.
Pero lo hemos pasado muy bien. Me ha encantado participar de su emoción, de cómo disfrutan, de cómo crecen y se las ve mayores comparando las fotos de cada año y de cada fiesta en la misma fecha. Aunque lo mejor, lo mejor de todo es que está de vacaciones. De Navidad, de invierno o de lo que cada uno quiera.
¡Felices Fiestas a todos!
Genial chicas! una semana mas y lo habréis conseguido; 52 semanas emocionándonos, un proyecto precioso y un recuerdo fenomenal del 2013.
ResponderEliminarEsta semana no puedo resistirme a decir esto; ¡Ole el arte de Eva y la madre que la parió! ;P
Un besazo guapas!