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21 de octubre de 2013

{Semana 42/52}

Marta - Recogiendo a Jass


Mi hijo pidió un perro durante mucho tiempo, hasta que desistió por considerarlo una causa imposible; mi hija lleva pidiéndolo años. Nunca se nos pasó por la cabeza adquirir otra responsabilidad como era el tener un animal en casa, más allá de nuestro hámster Willy y nuestro pez Arquímedes.
Sin embargo, tras una temporada complicada, me pareció ver la luz en la idea de tener un perro. Mi marido estuvo de acuerdo y así empezaron unos días vertiginosos de informarnos sobre perros, sobre razas… Encontré unos criadores que me gustaron por su filosofía, y allí encontré a Jass, que todavía no se llamaba Jass.
Jass es un cachorro que aún no tiene tres meses; es dócil, es cariñoso, juguetón, mimoso y zalamero. Tiene la mirada limpia, y escucha con la cabeza ladeada. Ha llenado mi casa y mi corazón de vida desde el momento que Jesús, su criador, me lo puso en los brazos. Jass nos traerá muchas cosas buenas, estoy segura; de momento hemos emprendido una nueva aventura en familia, y eso ya de por sí nos ha enriquecido.
Esta foto es del día que fuimos a  buscarlo, tan llenos de amor como de nervios. La sonrisa de mis hijos ese día me ensanchó el alma. Estas miradas llenas de ilusión son la primera cosa buena que le tengo que agradecer a Jass.


Ene - Su sonrisa


Me gusta esta foto por algo muy básico... hemos pasado una semana bastante jod.... porque la peque ha pillado un virus (como no!!) y lo está pasando bastante mal y hoy, domingo, nos hemos ido con el grupo de bailes tradicionales de Izaro porque tenían que bailar, y esta ha sido la última vez que le he visto sonreír hoy a Izaro.... a partir de ahí ha empezado a subir la fiebre y nos hemos dado cuenta de que el virus ha pasado a Izaro!!! horror!!! pobres... dan tanta penita.....


Cachi  - ¿Otro miembro en mi familia?


Ahí estamos. En la tesitura de si se queda o no. Yo pienso que es bueno para los niños tener animales en casa. Mi marido es bastante reacio aunque luego les coge cariño (se quiere hacer el duro, pero se le ve el plumero). Me han dado este muñequito y es la primera noche que pasará en casa. Necesito saber si es cariñoso, si no se convierte en el gato satánico cuando ve niños, si va a poder entrar en mi familia antes de decir si definitivamente.
Aún no le ponemos nombre porque estamos dudando. Pero me temo que mis niños ya han decidido. A ver mañana. Me apetece un gatito en casa. Echo de menos un buen ronroneo.


Silvia - El cumple de mamá


Después de una semana agotadora, ultimando nuevos proyectos y poniendo cosas en orden, llego el domingo: EL CUMPLE DE MAMA. Un cumple algo aburrido, en el que no hay chuches, ni piñata, pero disfrutar de la familia, a tiempo completo, sin prisas, es el mayor regalo. Ni tan siquiera hubo velas que soplar, comimos en un sitio muy bonito, todo muy rico, el entorno era mágico, pero a quien se le habrá ocurrido no incluir la tarta entre los postres? Nos llevamos las velitas, que solo pudimos enseñarlas.

Un año mas, pero tan feliz de compartirlo con mi hija, que ya no me pesan, como antes. Cada día me siento mas joven porque cada día ella descubre una parte del mundo que yo, con el paso de los años, había olvidado.


Charo - Finde en Burgos


Ha sido una semana de vértigo, en la que Papá ha tenido que pasar unos días fuera, y compaginar horarios de cole, guardería y mi trabajo resulta un tanto complicado en Madrid. Pero superamos la prueba, y nos fuimos a pasar el fin de semana a Burgos, a casa de la tía Ana, "la de la catedral", según Ramón.
Ha sido un finde totalmente distinto a los últimos: un finde urbanita, pero lo hemos pasado genial, un poco cansados, pero genial. Aunque si le preguntas a Ramón que es lo que más le ha gustado de Burgos, él dirá que el chocolate con churros, la nave espacial y arreglar el agujero de la pared. Ya veis, nada de morcillas, ni del Cid, ni de la catedral, ni siquiera Chapero (la tienda de juguetes de toda la vida)... Y hablando de catedral, lo que tocaría sería una foto desde las escaleras de San Nicolás con las agujas de fondo para recordar esta semana, pero lo que más nos divirtió fue pasar frente al Museo de la Evolución Humana, y jugar con las estatuas "del mono y el niño, que no son monos, pero no tienen piel y están desnudos", y este extraño monumento a la familia.
Tía Ana se quedó agotada... y nosotros amenazando con volver...

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