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29 de julio de 2013

{Semana 30/52}


Ene - Zorionak Ioneee!!!


Como ya es habitual vengo con una imagen de cumpleaños.... esta vez de mi sobrina Ione, ya las tartas de donuts son toda una tradición en nuestra casa.... Hoy lo hablaba con mi hermana, ella me decía que podíamos poner una tarta para las velas.... para mí la tarta de los donuts es ya un imprescindible en nuestros cumples... una tradición.... 
Esta princesita dulce, tímida, buena e inteligente ha cumplido 6 añitos ya.... ZORIONAK IONE!!!

Marta - En la mirada de mis hijos


Cuando mi hijo era pequeño, leí que la mirada entre una madre y un hijo es la única que se sostiene más de 30 segundos sin que eso signifique reto, ni ninguna otra intencionalidad más que el mero placer de mirarse. El otro día lo recordé tumbada en la piscina cerca de mi hijo, mirándonos a los ojos.  Es verdad que ha crecido y su mirada se ha vuelto un poco más inquieta, pero aún así, en su mirada y en la de su hermana encuentro siempre tantas cosas…
En la mirada de mis hijos encuentro, por ejemplo, preguntas, para las que a veces tengo respuestas y para las que a veces sé que no las hay. Encuentro el reproche mudo cuando estoy siendo injusta, la gratitud cuando sienten que estoy haciendo un esfuerzo especial por ser justa. Encuentro la firmeza en los momentos en que todo parece que va a la deriva, y los malabares de la vida amenazan con desparramar las bolas con las que juego; ellos son los ojos claros y firmes que permanecen inalterables.  En la mirada de mis hijos adivino si están felices, o tranquilos, o asustados, o enfadados. El alma se asoma a sus ojos, en esas ventanas aún sin cortinas que dificulten el mirar al interior.
En la mirada de mis hijos me reconozco y, en semanas como esta que ha resultado especialmente complicada, busco la esperanza de que las cosas vayan bien.  Y ahí está.


Charo - Las Fiestas


- “Las fiestas del pueblo ya se han acabao, Riau, Riau”…

…y así de tristes nos hemos quedado (como el tiempo) cuando hemos ido a saltar por enésima vez a las colchonetas y al parque de bolas, y nos hemos encontrado que lo estaban desmontando. ¡Oohhhh!

Toca esperar un año más para la “fiesta”; y es que para Ramón la fiesta no es otra cosa que la atracción de las camas elásticas y toboganes mil, aunque también hemos disfrutado en la fiesta de la espuma, el tren, los castillos hinchables, la música de la verbena… y acostarse cuando ya su cuerpo no podía con más...

Personalmente me quedaré con la expresión de Ramón al oír los primeros acordes de la música y cómo fue corriendo a sentarse en primera línea, con todos los enanos, para quedarse boquiabierto viendo el espectáculo, y luego no había forma de despegarlo de allí. Al fin y al cabo era su primer “gran” concierto. El año que viene probablemente será Gadea quien descubra lo que son las fiestas en el pueblo. Nos queda ya sólo un añito más. -

Cachi - Mi papi



Siempre le digo "tienes que jugar más con ellos". No sé cómo explicarle a su papá que crecen a toda velocidad, que un día ya no querrán que les hagamos cosquillas, que les leamos un cuento, que les demos la mano paseando o que les demos besitos de pez....Trabajar no basta para atender a tus hijos, ni vestirlos, ni hacerles la comida....quieren que juegues, que les cuentes cosas, que cojas un libro y le expliques la historia que tiene tantas letras....Sólo fíjate en como te miran a los ojos cuando les atiendes de verdad, en como transpiran felicidad. No te limites solo a ser el señor que llega cansado y le da pereza encender esa lucecita en los ojos de tus hijos. Pasa tan rápido...y te lo estas perdiendo.

Silvia - De campo


El sabado nos fuimos al campo, porque si, es cierto, en Madrid no hay playa pero tenemos una sierra maravillosa. Pero hacía un frio, uno de estos cambios bruscos del tiempo que te obligan a sacar la cazadora del armario y a pensar "porque no habré mirado yo el parte meteorológico antes de subir a Navacerrada". Pero allí estabamos, con nuestra cazadora finita y nuestras ganas de pasear por el campo y respirar aire puro. Asi que, de Navacerrada nos fuimos a la Barranca y, parece mentira, que tan cerquita de Madrid, del asfalto y de la contaminación, existan lugares asi. Corrimos, en parte para entrar en calor, y jugamos a Caperucita intentando encontrar al lobo escondido en el bosque antes de que nos encontrara él. Dimos un repaso a las plantas y árboles que nos sabiamos, prometiendo volver en septiembre cuando las moras nazcan en las ramas. Desde pequeña, que mi padre me llevaba a recoger moras, no nos perdemos esta tradición.  Y siempre mi hija atenta a mi, recogiendo flores, piñas y cualquier cosa que la llamará la atención y viniendo con su gran sonrisa "Para ti, mamá". 

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