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29 de abril de 2013

{Semana 17/52}

Marta - Habitaciones

     

Como ya he contado algún otro día, tengo un hijo adolescente, con todo lo que eso conlleva. Entre otras cosas, un mundo propio entre las paredes de su habitación.  Hace poco hemos barrido de ella los restos de infancia: playmobils, puzles, cuentos, piratas del caribe, etc. Y han sido sustituidos por una play, un equipo de música (como decía mi padre: "equipo de música" y "máquina de fotos" –te echo de menos, papá), el ipod con sus altavoces, y otra serie de parafernalias. Nos dio cierto miedo pensar que se lo poníamos fácil para aislarse, pero confiamos en él e hicimos bien, no se lo comen, sólo lo acompañan.
Hoy, al verlo así, recordé que yo también tuve una habitación propia, en la que no tenía play ni tele, nada más sofisticado que un cassete (lo mío no llegaba a equipo de música) y una máquina de escribir. Y sin embargo, mi habitación era mi mundo, dentro de un mundo más grande que por entonces me resultaba tan hostil. En las paredes de mi habitación colgaba notitas de mis amigos, fotos, flores que me regalaban, flores que yo cogía, listas de cosas que me hacían feliz para leerlas cuando la vida se me hacía una enemiga imbatible, dibujos, posters, tarjetas de felicitación… En mi habitación lloraba, escribía, estudiaba, y miraba por una ventana desde la que veía a lo lejos, por la noche, las luces de la carretera de la Coruña; nunca volví a tener unas vistas como aquellas. Escuchaba Radio Oeste (en la que luego trabajé fugazmente) y su música, que siempre me tocaba el corazón, con un dedo en el botón de REC de mi cassete, siempre lista para grabar canciones en cintas a las que luego titulaba “Varios”. En mi habitación estaba con mis amigos, nos sentábamos en el suelo, y alguna de esas fotos ha sobrevivido y es un tesoro para mí. En mi habitación, mi amiga Inma leía a escondidas mi diario, y me pregunto para qué si sabía todo lo que contaba en él e, incluso, algunas cosas que no contaba. Mi habitación era el caballo de batalla de mi madre, que amenazaba con que mis amigos la verían tan desordenada, sin saber que ese desorden y ese territorio anárquico eran mi bandera, de la que estaba tan orgullosa.
Cuando ahora, tantos años después, veo a mi hijo en su habitación, me gusta observarlo en su mundo, a veces sin que él me vea, y saber que éste no se limita a esas paredes, pero son el mejor punto de partida.


Silvia - María.


María llegó a nuestra vida casi de casualidad. Tan tímida, tan discreta, tan buena persona. Se hizo cargo de nuestros peques, unas criaturitas de apenas dos años que estaban descubriendo el mundo. Desde el principio la quisieron y ella empezó a hablarles de magia, de fantasía, a leerles cuentos, a enseñarles a compartir, a quererse, a ayudarse, a cuidar del mas débil, a enseñarles que todos eran iguales y todos eran  maravillosos. A los papás nos ha enseñado a conocer mas a nuestros hijos, nos ha invitado a compartir con ellos momentos importantes que transcurren tras la puerta de su aula y que sin ella nos los habríamos perdido. Nunca alza la voz pero sus niños saben cuando se enfada, la respetan y la quieren con locura. A mi siempre me recordó a un gallina con sus polluelos, todos a su alrededor, pendientes siempre de ella. Acabó la guardería pero ella sigue en nuestras vidas porque María ahora es nuestra amiga, de los niños y de los padres,  ha sido tan importante en la vida de nuestros hijos que hubiera sido muy difícil decirla adiós, y porque es una persona fantástica a la que dedicamos, el viernes, su segunda fiesta sorpresa. Carlota la llevó engañada contándola que participaba en un espectáculo con animales, como la gustan tanto fue fácil que se lo creyese pero sabemos que el año próximo, digamos lo que la digamos, no se lo va a creer.


Ene - Espejito espejito

 
Esta semana me ha costado mucho sacar la foto.... no ha habido tiempo de nada!!!! esta mañana mientras nos vestíamos para salir a la calle he visto LA FOTO... me ha gustado mucho y aunque el enfoque no es el mejor del mundo.... aquí esta mi 17ª foto!!! mis dos pequeñajas!!!

Charo - En el aeropuerto

Una de las primeras pasiones de Ramón, fueron los coches, luego descubrió los trenes, y por último ahora estamos con todo artilugio que vuele "hasta las galaxias, o incluso hasta Saturno que nosotros no vivimos allí". Creo que esta nueva afición viene a la par que las tres películas de Toy Story, dónde Buzz Light Year es su ídolo.
Así que el cafelito del sábado por la tarde nos lo tomamos viendo aterrizar los aviones. Es un poco frustrante, cuando vas con toda tu ilusión del mundo, y él sólo pregunta ¡¡¡¿¿¿por las naves espaciales???!!!. Menos mal que un batido de chocolate y una galleta consiguieron que disfrutara del espectáculo de los aviones aterrizando.
- ¡¡Mira Mamí (ultimamente me llama así), mira qué grande se hace el avión!!


Cachi- Pisar la hierba.



Les dije que se había acabado el frío. Les dije que podían correr libres sin zapatos por la hierba, mojarse un poquito, regresar a casa cuando ya casi no quedaba nadie jugando en la calle porque todavía era de día. Y ellos tan felices de pisar la hierba, de perseguir bichitos, oler las flores, buscar caracoles y amapolas y observar a las golondrinas danzar con el aire. Buscar ranas y renacuajos, soltar a la tortuga para que corra por el césped y darle lechuguita muertos de risa......

Y mientras escribo esto, vuelve a llover, a hacer frío....y mañana cuando quieran disfrutar de su primavera les tendré que decir que no podemos salir. Pero al menos esta vez, sabemos que es pasajero y no durará. 

3 comentarios:

  1. Ene esta semana tengo que darte un aplauso plas, plas, plas! me encanta la foto.

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  2. Me sumo al aplauso de Susi, porque yo he dicho lo mismo... ¡me encanta!!!
    Las del resto tb, que conte

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