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10 de noviembre de 2013

{Semana 45/52}

Ene- Mi niña....


Esta semana ha empezado el mal tiempo y pocas fotos he podido hacer, por lo que no tengo ninguna que me resuma la semana 45... es por ello que he decidido hacer y publicar esta foto, porque me gusta y porque me parece que refleja cómo es Izaro... me encanta mi niña....


Silvia - Queremos una mascota


Esta semana ya hemos empezado a pensar en la Carta de los Reyes Magos y hay una cosa que tenemos clarísima: queremos una mascota. Eso es algo que debemos pensar entre todos los miembros de la familia, no es como un juguete, que podamos dejar olvidado en un cajón cuando nos cansemos de él.  Yo, sé, que quiero una mascota para ocupar el lugar de algo que busco que no viene, Carlota adora a los animales desde que era muy muy pequeña, tener un perro la haría muy feliz. Pero su papá, al que le encantan los perros, se opone abiertamente: Creo que es el mas racional de la familia. Yo soy muy inconsciente, solo pienso en las cosas buenas. Pero, por la noche, cuando se está tan a gustito en el sofá, debajo de la mantita, sabe que a él le tocaría sacarle. Bueno, alguna esperanza, nos puede quedar: le gustan demasiado, hoy en casa de unos amigos, no ha dejado de jugar con ellos.


Cachi - Welcome. Bienvenidos.

                    

No voy a poner una foto mía. He reservado mi espacio, mi semana para celebrar la llegada de dos chiquitines muy especiales y para sus papas, también muy especiales y queridos. Lluc y Roger llegaron a través de una mujer muy generosa que ha hecho que mis amigos cumplan su sueño de ser padres. Me siento afortunada de haber formado parte (aunque sea muy poquito) de la vida de esta bonita familia, que seguro que se harán muy felices los unos a los otros. Me han enviado esta imagen desde California, lugar de nacimiento de los peques y donde residirán unas semanas antes de volver a casa. Que ganas de conocerlos en persona. ¡Bienvenidos!


Marta - Pasear con Jass

Nunca pensé tener un perro. Esa es una de las cosas que me maravillan de Jass, que ha llegado a mi vida en forma de “¿y por qué no?”. Y cuando pensaba en lo que era vivir con un perro, lo que me parecía más tedioso era tener que salir con él mañana, tarde y noche.
Sin embargo, esta semana que Jass ya sale a la calle después de estar vacunado, estoy descubriendo el placer de pasear juntos. Pasear con Jass me regala cada mañana un paréntesis de media hora (no es magia, me levanto media hora antes) en el que no hago camas, ni recojo, simplemente camino con él mirando el mundo a través de sus ojos de cachorro que se sorprende por todo y persigue a las hojas de otoño que ruedan por el suelo.
Me regala un minipaseo después de comer, es corto pero me activa en esa hora que para mí siempre ha sido de sentir que los biorritmos se salían de la gráfica por abajo.
Y, sobre todo, me regala paseos nocturnos con él  y con mi hija. Nunca había paseado tanto con ella. A las dos nos ha aburrido siempre pasear, andar sin ir a ningún sitio nos parece tan absurdo… Sin embargo, ahora sale todas las noches conmigo y compartimos media hora sólo nuestra junto a Jass; me parece un regalo precioso para terminar el día, caminar juntas durante un rato en el que me cuenta sus cosas con esa voz que aún conserva el timbre infantil. Me gusta terminar el día con mis dos cachorros…


Charo - La hora del baño

 
La hora del baño marca el inicio de la rutina nocturna, en esos días en los que hay cole al día siguiente y toca madrugón. Saben perfectamente que después del baño llega la cena (sobre todo Gadea que va escopetada a la trona, mientras Ramón es más remolón), y si se han portado bien un ratito de dibujos, y por último a la cama.
 
En verano es una actividad a la que apenas dedicamos cinco minutos, sobre todo para intentar reducir la costra de las rodillas que se instala ahí durante semanas. Pero ahora, con estas tardes de noche tan eternas, es un momento que estiramos todo lo que podemos, momento en el que se relajan, o si tienen el día gamberro les da por jugar juntos, o más bien, Gadea aguantar las "perrerías" de su hermano. Salen arrugaditos, y Ramón siempre me dice lo mismo: -"mira mamá, mira lo que pasa con mis dedos" -.

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